La llave de la ilusión, la magia que traemos desde niños

SonrisaLas relaciones, el afecto y el amor nos van transformando a lo largo de los años. En realidad, todo nuestro mundo interior evoluciona con el paso del tiempo, desde que nos sentimos confortablemente contenidos en el vientre materno, hasta el último día de nuestras vidas.

Es en la infancia cuando se producen momentos irrepetibles que quedan marcados en nuestro recuerdo y que muchas veces influencia nuestro destino. Porque somos todo lo bueno y lo malo que vivimos alguna vez, la sumatoria de experiencias que nos marcaron.

Precisamente son esos años de inocencia los que nos dejan enseñanzas de una riqueza infinita. Es el tiempo en el cual comenzamos a relacionarnos con otros niños y vemos el mundo adulto con ojos muy distintos a los que tendremos con el paso de los años.

En ese tiempo es en el cual nuestros sueños están mucho más cerca de ser reales. Es una etapa en la cual las cosas simples nos pueden llenar de alegría, desde un automóvil de juguete o una muñeca, hasta una calesita o un paseo en tren. Todos nuestros juegos son la llave de la ilusión, la puerta a un mundo de fantasía que de tan intenso que puede ser, parece ser totalmente real.

Ese mundo emotivo es el que se nos presenta de una forma muy distinta al que conoceremos en nuestra etapa adulta. Ese universo, en el cual nuestros juguetes tienen vida y emociones, es el que representa toda la ternura de nuestra inocencia y el que marca todo nuestro potencial creativo.

Todo ese conjunto de cosas son las que nos llenan el alma de felicidad cuando somos niños, las que nos desbordan el cuerpo de risa y nos permiten correr durante horas sin sentir el cansancio. Todo eso es posible y es real, porque en ese mundo de ilusión vive la magia que traemos desde niños ... la que nunca debemos dejar escapar.

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